domingo, 14 de julio de 2013

En esa casa estaba la muerte y la sabían sobrellevar. La soportaban con impecable dedicación. Se rendían con sumisión metódica a los devenires de un antojo que irremediablemente acabaría con el elegido.
Ser elegido para morir. Pasar a ser para la muerte cuando aclama y acorrala.
Acamalarse en el último refalón.

                                      O. Lamboré

No hay comentarios:

Publicar un comentario